Sobre mí





La incertidumbre de un gesto
Por Alfonso Almendros


El trabajo de Sonia García se caracteriza por la confrontación entre la naturaleza premeditada e intangible de su labor profesional como diseñadora digital y su trabajo pictórico, en el que la intuición y el azar funcionan como principales motores de sus indagaciones sobre la materia.

Las formas y gestos que se revelan a lo largo de su proceso sugieren un acercamiento a la superficie del lienzo o el papel desde la intuición. Donde, a pesar de comenzar a trabajar partiendo de una idea que marca la dirección de sus intenciones, lo instintivo parece dominar la mayoría de sus actos y decisiones, en un ejercicio en el que el automatismo y la incertidumbre se convierten en protagonistas. Es así, durante el proceso, cuando la autora intenta encontrar respuestas a las formas que se van generando.  Aunque su intención no parece ser la de dar réplicas precisas, sino más bien la de formular nuevas preguntas sin aparente respuesta.

La mancha, tan presente en su trabajo, como por ejemplo en la serie Reflejos, invita al espectador a interpretar estas obras como si se trataran de ejercicios del test de Roschard. Formas muy sugerentes, generadas a través del azar y sin vinculación figurativa aparente que inevitablemente nos conducen a la búsqueda de múltiples interpretaciones sobre su significado. Aunque ese azar, no parece hablarnos de una indecisión por parte de la autora, sino de su intento por romper con la claridad y el equilibrio de las formas como una manera de reflexionar sobre conceptos como la incertidumbre, el paso del tiempo o el uso que hacemos de este en un intento de expresar, a través de la metáfora, su visión y preocupaciones  sobre el mundo que la rodea.

Sus obras destacan por la, en ocasiones, irreverente libertad cromática que encierra su repertorio, oscilando entre obras monocromáticas donde el blanco y negro son los principales protagonistas, saltando a continuación, sin ningún miedo o prejuicio a otra paleta de colores vivos, tanto fríos como cálidos, que juegan con el simbolismo y connotaciones subjetivas del campo de la percepción cromática y el arte encierran.

Al contemplar su trabajo e intentar descifrar las motivaciones de sus decisiones, el espectador vislumbra como la pintora parece conocer cómo se empieza pero ignora cómo y cuándo se termina. Donde la materia de la pintura se convierte en tema y donde se intuyen los recorridos intuitivos de su mano y sus pausas, que son dejados como pistas en la superficie del lienzo. Así, parafraseando a Harold Rosenberg al hablar del trabajo de los expresionistas abstractos, lo que contienen sus lienzos no son una imagen, sino un acontecimiento. Todo ello contenido y expresado en la incertidumbre de su gesto.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, su amplia formación académica incluye cursos y un máster en el ámbito de las artes plásticas, la museografía y la gestión cultural realizados en Node Center for Curatorial Studies en Berlín.



Madrid, enero 2022


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